Una mirada a las tecnologías emergentes y la viabilidad de inversión para transformar la lechería en 2025.
+5.72%
es el crecimiento proyectado de la producción lechera para 2025.
-1000
tambos cerraron entre 2023 y mayo de 2024, exigiendo mayor eficiencia.
+15.9%
fue el aumento interanual de producción en marzo de 2025, apoyado por la tecnificación.
La disminución en el número de establecimientos contrasta con el aumento de la producción total. Este fenómeno subraya una transición crítica: la eficiencia y la escala, impulsadas por la tecnología, son ahora claves para la supervivencia y competitividad.
Los sistemas de ordeño voluntario (VMS) no solo reemplazan el trabajo manual, sino que catalizan mejoras integrales. El caso del Tambo Quijano demuestra un impacto directo y medible en la productividad y la salud reproductiva del rodeo.
Los sensores y collares (IoT) convierten datos en decisiones. Al monitorear la salud, nutrición y reproducción 24/7, los productores pueden anticipar problemas, optimizar la inseminación y reducir costos veterinarios de forma proactiva.
La Inteligencia Artificial analiza patrones complejos para predecir eventos, desde partos hasta celos o cojeras. Esto permite automatizar decisiones, minimizar errores y usar los recursos (como el alimento) con una eficiencia sin precedentes.
La IA puede aumentar la eficiencia operativa entre un 15% y un 20% en los próximos 5 años.
(Fuente: Deloitte, 2024)
Las tecnologías sostenibles no solo reducen el impacto ambiental, sino que generan valor. La robótica, por ejemplo, mejora drásticamente la eficiencia hídrica por cada litro de leche producido, un indicador clave de rentabilidad.
La inversión inicial varía significativamente, desde soluciones modulares de bajo costo hasta sistemas robotizados completos. La clave es entender la escala de inversión requerida para cada salto tecnológico.
La tecnología por sí sola no garantiza el éxito. La adopción debe ser un proceso estratégico que considere la infraestructura, el financiamiento y, sobre todo, el capital humano.
Asegurar internet rural (40% sin cobertura) y acceder a créditos como los del BICE es el primer paso.
Comenzar con sensores (IoT) o parches de celo para generar datos y obtener retornos tempranos con menor riesgo.
La capacitación del personal es tan crucial como la tecnología. El éxito depende de quién la opera y analiza los datos.
Con una base sólida de datos y personal capacitado, la inversión en robótica se vuelve una decisión estratégica y rentable.